El efecto Floyd-McGregor
Así es, ya es lunes, el día menos querido de la semana, y si usted cómo yo aún trae la resaca (no alcohólica) de “la pelea que parecía imposible”, “la pelea que todo el mundo vio”, “la pelea del año”, entre Floyd el “Money” Mayweather y el irlandés Connor Mcgregor, en donde todos nuestros amigos de Facebook se convirtieron en expertos a corto plazo del mundo del box, y los amantes de la UFC se indignaron con Mayweather y su “Ahora que pelee en artes marciales”, etc, etc. ¿Qué nos deja? ¿Qué nos demostró? Me explico.
Es obvio decir que este show fue un ganar por ganar para los involucrados. Y sí, mi querido lector, esta “pelea” no fue más que un show. Yo nunca he sido amante del box, pero es penoso ver a qué grado ha llegado este deporte para generar unos millones de dólares. Promover un circo en las conferencias de prensa en la que uno se insulta al otro generando la exclamación de la gente. Analizar cómo es posible que un combatiente de UFC pueda obtener la victoria cuando le quitan el 80% de sus armas de combate ante un viejo lobo de mar, invicto, aclamado, estratégico.
Después de todo esto, que quizá usted sabía, quizá no (no se preocupe), me deja con una pregunta que me da algo de tristeza, y a la vez puede ser la comprobación de algo que ya se sabe a leguas de distancia… el boxeo ¿Es un deporte o un show? Pareciera una pregunta sencilla, y aunque cualquier boxeador sepa que el pelear en Las Vegas es el epicentro de los ojos del mundo, ¿Usted recuerda a un campeón actual del boxeo? Más sencillo, ¿Sabe quién peleará la próxima semana? Aún más fácil, ¿Sabe quiénes pelearon en la función anterior a Mcgregor-Mayweather? Le apuesto que la mayoría de sus respuestas fueron no.
Ahora resulta que ser un buen boxeador es aquel que tiene una buena mercadotecnia y que haga más o menos su trabajo en el cuadrilátero, o sino pregúntenle a Saúl “Canelo” Álvarez, que por cierto peleará este año. Y es cuando digo, ¿Qué pasará con aquellos boxeadores olímpicos medallistas en sus respectivos pesos? Con todos esos jóvenes que aspiran ser profesionales y ganar un título. Si al mundo le importa más regresar a un ex campeón invicto retirado de 40 años ante un peleador de artes marciales el cual su fuerte se basa en el salvajismo, o bueno, eso nos hacen creer.
No exageramos en esto, sino pregúntenle a sus antecesores cómo era la tradición boxística en México, cómo era el perfil de un campeón, los nombres tanto nacionales e internacionales que se rifaban en el ring ganándose el respeto del público, cuando el boxeo tenía un calendario que todo mundo sabía, sin necesidad de hacerlo una novela. Saber cómo eran aquellas reuniones para ver a Julio César Chávez o a Ricardo “El Finito” López. El tiempo en que la visión del boxeo para el mexicano era más que un deporte, era una pasión, una disciplina, un honor y un respeto. No un show como nuestros vecinos del norte nos han impuesto. Le hago la más cordial invitación para que encuentre la diferencia entre el boxeo de antes y el actual. Bien dicen que el público recibe lo que quiere, así que te la dejo, con base a nuestra pérdida de tradición boxística, ¿El boxeo es un deporte o es un show? Puede que hasta una moda de corto plazo, y que tenga una pérdida de credibilidad por tantas mafias detrás de las apuestas, o jueces vendidos, pero eso ya es a tu consideración. Lo que sí es verdad es que el boxeo no necesita más ridículos como el del sábado. Enorgullezcan al boxeo como deporte. Si no, pregúntenle a la lucha libre y la WWE.
